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STOPPER

Dedicado a Luis Rubiales, capitán del Levante.
Si hubiera más jugadores como él,
Pasarían menos cosas como las que se cuentan en este libro.



En otras entregas del Proyecto Florens nos hemos fijado en lo importante que es asumir bien los cambios de ciclo vitales (ejemplo de Gasol) e, incluso, determinar cuándo es la hora de retirarse (caso Indurain), poniendo el punto y final a una carrera deportiva o empresarial.


En esta ocasión vamos a tocar un tema peliagudo: el de “Y después, ¿qué?”

Para ello nos vamos a fijar en un modelo extraído de la ficción, pero muy basado en la realidad. Porque si en posteriores ocasiones hablaremos de Luis Enrique, Andrés Jiménez, Guardiola, Laudrup, Schuster, Jalabert o Armstrong, bien conocidos por todos, hoy nos vamos a centrar en la figura de Julián, un jugador de fútbol al que, a buen seguro, nadie recuerda.

Podría ser Julio Alberto, por ejemplo. O el Chava Jiménez. O el mismísimo Maradona, si el “barrilete cósmico” no hubiera sido un tipo tan mediático. Pero no. Hablamos, sencillamente, de Julián, un prometedor chaval de la cantera valenciana que llegó a jugar en la selección española de juveniles y que debutó en primera división muy joven, notándose que iba para figura grande del fútbol.

Un delantero centro con clase, estiloso, buena planta, rápido y con carácter. Un buen muchacho que cuidó su cuerpo como si fuera un templo y que, sin embargo, cuando mejor se las prometía, sufrió una importante lesión de rodilla. Y ya nunca más volvió a ser el mismo. Se había casado con una guapa niña bien, tenía una hija, su suegro era un potentado y todo le rodaba a las mil maravillas... hasta que la rodilla hizo crack.



Porque, aunque los médicos le dijeron que la operación fue un éxito, no pudo volver a ser el que era. De hecho, un entrenador con vista y talento le reconvirtió en defensa central, dado que su pierna no estaba para excesivas filigranas en el área contraria. Aún así, los contratos se desvanecieron en el aire y, de verse rifado por los clubes de Primera, se encontró jugando en los campos de Segunda división. Y aún tenía que dar las gracias. Sólo que a su mujer, eso de verse en Extremadura y alrededores no le hizo la menor gracia. Y se marchó, llevándose consigo a las dos niñas que ya tenía el matrimonio.

Julián comenzó a deslizarse por una irremisible cuesta abajo que le llevó a entrar una espiral descendente de juergas, alcohol, vida nocturna, peleas y jaleos varios. Como tantos otros. Un ¿buen? día se encontró con el Rulas, uno de esos empresarios de la construcción con la cara más dura que el cemento armado, casado con una mujer de armas tomar y tanto talento para los negocios como mala mano con la familia. Y Julián se convirtió en su guardaespaldas, asistente y hombre para todo. Un resuelveproblemas.

“Algunos nacen con estrella y otros estrellados. Lo peor de nacer estrellado es que cuando te quieres dar cuenta, la cosa ya no tiene remedio”.



Así comienza “Stopper”, publicada por la editorial Berenice, en la que el escritor alicantino Gastón Segura cuenta la historia de Julián, un hombre sin suerte. Y lo hace a través de una narración muy especial: es la conciencia de Julián la que, en una narración continuada de apenas 140 páginas, sin capítulos y sin apenas diálogos, le habla directamente a su dueño, apelando a sus recuerdos y a su memoria.

A través de un recurso narrativo tan singular, el autor hace que el protagonista se enfrente a sus fantasmas, lo que sirve para que el lector conozca los entresijos de las modernas mafias, las costumbres de los chavales bakaladeros y, también, lo que pasa en los vestuarios de los clubes de fútbol, de puertas para adentro. Cómo se hace para echar a un entrenador o a un jugador que no es del agrado de los pesos pesados del equipo o cómo se putea a un compañero, tan sólo porque parece un tanto amanerado y quizá sea maricón, hasta conseguir que se retire del fútbol.



Y todo este repaso a su vida lo hace Julián cuando está a punto de enfrentarse a una situación de la que, posiblemente, no saldrá con bien: ha de liberar al marido de su amante, que está secuestrado por unos narcotraficantes colombianos. Y mientras su conciencia le pide que no lo haga, recordándole la cantidad de malas decisiones que ha tomado en su vida, Julián se prepara para entrar en acción, una vez más...

Una novela muy sugerente en la que lo negro y lo deportivo se dan la mano, dejando patente que, en todos los órdenes de la vida, la suerte es tanto o más importante que la formación y el trabajo duro, no en vano, la cualidad que más apreciaba Napoleón en sus oficiales, la que le llevaba a promocionarles hasta lo más alto del escalafón era, precisamente, que estuvieran tocados por la baraka y los hados de la Diosa Fortuna... Porque unos nacen con estrella y otros, estrellados.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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8 comentarios:

José Antonio Flores Vera dijo...

Qué difícil es mantener la cordura cuando se está en la élite. Nuestro paisano Rubiales es un ejemplo de profesionalidad, sin duda. Como te comenté, Alter, excelente idea de aunar deporte y literatura, negra en este caso.

Mario dijo...

una buen historia para un film noir, o cine negro tal cual.

Paco Montoro dijo...

Es una pena que deportistas como ellos caigan en lo peor, caso del chava o el pirata...de los mejores escaladores...rabia me da de pensarlo, pero la vida es dura para todos.
Un saludo

Jesús Lens dijo...

Es una gran hitoria con flash backs bien contados. Muy de la tierra. Muy hispana, con temas muy reconocibles

victor dijo...

No me quiero perder ninguna entrega Florens. Que presentación más impresionante del libro. Reúne unos ingredientes muy mediterráneos, en clave novela negra ¿no?. Enhorabuena por la entrada, si yo fuera el autor del libro te invitaba a comer por lo menos.

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Es una pena pensar que lo que fue el deporte para una persona (el mayor centro de atención de su vida), cuando deja de serlo te puede llevar al infierno. Lo tendremos en cuenta para que, cuando irremisiblemente tengamos que "abandonar" no caigamos no ya en tan profundo abismo sino en alguna "depresioncilla".

Jesús Lens dijo...

Gregorio, es que estar en ojo del huracán, todo el mundo adulándote... y luego pasar a ser un paria, tiene que ser muy difícil. Yo conozco a un amigo corredor que, por las lesiones, lo ha tenido que dejar. Y está bien jodido...

Víctor, es que cuando una novela me gusta, me gusta que se sepa que me ha gustado!!!!

Hay que ponerle pasión y calor a todo lo que hacemos en la vida.

Anónimo dijo...

Hay muchos "Julianes" en la vida, incluso a nivel, digamos, local: gente que aspira a todo, que lo tiene todo o está en camino de tenerlo, y de repente, al suelo. Ya lo vaticinaba Shakespeare, entre otros, los más grandes caen más fuerte. Es triste. Ese libro parece apasionante.