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SHANGRI-LA

Cuando uno se va de viaje, sobre todo cuando se va por libre, como hicimos nosotros por los Balcanes, además de las guías turísticas y demás literatura al uso, ha de llevarse libros de lectura con los que amenizar los largos desplazamientos, las horas de espera y, cómo no, libros que le sirvan como refugio y descanso a su largo peregrinar, un obligatorio y necesario reposo literario del guerrero que, tumbado en la cama del hotel, le permita descansar el cuerpo, pero seguir viajando con la imaginación.



Para nuestro viaje canario-astur-centroeuropeo me llevé dos libros de Mondadori, de muchas palabras de demasiado apretada letra, a los que ansiaba hincar el diente desde hacía tiempo. “Qué es el qué” de Dave Eggers y “El sindicato de policía Yiddish”, de Michael Chabon. Dos autores yanquis, situados a la vanguardia de la literatura anglosajona del momento.

Devoré, casi de una sentada, la genial “Santería” de Leonardo Oyola, en la cama del Hotel President de Belgrado y amenicé la vuelta con “Shangri-La. La cruz bajo la Antártida”, de Julio Murillo.



De las tres primeras novelas hablaremos más en extenso en próximas entradas de esta bitácora así que detengámonos en la última de ellas, la Shangri-La que mereció el Premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio en su edición del año 2008, publicada por MR Editores, y cuya presentación en Semana Negra fue muy interesante.



Partamos de un tal Hitler. Adolf Hitler. Porque... ¿estamos seguros de que el jerarca nazi se suicidó en su búnker berlinés? ¿Quién vio el cadáver? ¿Quién estudió los restos? ¿Y si, en realidad, Hitler no murió como nos han contado y se esfumó entre las brumas oceánicas? ¿Y si los nazis hubieran tenido un plan de contingencia para el caso de producirse la derrota del Tercer Reich? ¿Y si ese plan hubiese tomado a la despoblada y desconocida Antártida como centro neurálgico?



De todo ello nos habla Julio Murillo en una historia que entronca con la estirpe novelística sobre conjuras internacionales de base esotérica que tanto éxito han tenido en los últimos años. De lectura amena, las páginas caen a velocidad de vértigo y el lector se descubre atrapado por la historia de los nazis escondidos y esa Nueva Thule tan amenazadora como esquiva.



Son varios los protagonistas. De un periodista de The Guardian a un científico noruego que huye por el mundo, cargado con el peso de un gran secreto. Hay una exquisita y bella violinista y, también, sicarios, policías y demás fauna inherente a una historia de este tipo. Además, los protagonistas viajarán por las ciudades más de moda de Europa, de Londres a Berlín, pasando por París y, en general, nos deparan una historia intrigante e interesante, que se lee con atención, pero que no depara sorpresa alguna.



Que Hitler murió en el búnker

no se lo creen ni los Simpsons.

Un libro ideal para leer en el avión, en el tren o en el autobús; o dormitando en la orilla del mar, entre baño y baño. Una historia para devorar de una (o dos) sentadas, que no estorba ni incomoda, muy bien elaborada e inteligentemente resuelta por el autor, al que se le nota que se ha documentado largamente sobre todos los acontecimientos relacionados con la caída del Tercer Reich y la supuesta muerte de Hitler y Eva Braun.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.




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5 comentarios:

María Martín Calvo dijo...

Coño, Capi! Ni el mismísimo Julio Murillo habría "vendido" tan bién el Libro... mañana a la Babel a comprarlo.

Por cierto... me encantaron hoy tus post.

Saludo y Saludos...

Anónimo dijo...

Cada vez que escribes un post de este tipo, como dice Lía, dan ganas de salir pitando a compar los libros. Desde luego, pinta muy bien.

Buen miércoles,

Claro

Anónimo dijo...

Recuerdo -en mis años púber- que tuve un profesor de Historia al que jamás olvidaré (por buen profesor y porque me hizo amar y disfrutar de la historia).
Aquel "maestro" (este sustantivo es -para mí- de un significado muy superior al de "profesor") me enseñó a realizar comentarios de texto históricos, y siempre nos exigía un apartado en el que teníamos que aplicar la "ucronía" sobre el hecho en cuestión.
Este ejercicio me hizo ser crítico como persona y, objetivamente subjetivo (aunque parezca una contradicción).
Me enseñó a ficcionar, pero también a buscar, investigar, aprender.

Alfa79

P.D: ¡ de nada, Jesús !
Y ya te pondré otro día una "recetilla de cocina fácil" pa que no comas tanto sandwich de mortadela con aceitunas...

Jesús Lens dijo...

¡¡Eso es un buen profesor!! Alfa, los buenos profesores, los Maestros, son los que profesan su profesión, y no simplemente la ejercen. Profesor es una hermosa palabra, cargada de sentido... que no valoramos como deberíamos.

Lía, Claro, un libro entretenido para pasar un buen rato, sin duda.

A todo esto... ¿qué andáis leyendo?

Anónimo dijo...

Jesús, el mejor profesor es y será tu maestro. Un maestro no requiere de título, sino de aplicación y alumnos que se aplican.

Leyendo, leyendo... "Cuentos para antes de dormir". (con el tema de las "perseidas", ya se sabe).

Alfa79