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LOS CALCETINES ROJOS



Hoy tengo puestos los calcetines rojos. Unos calcetines rojos. Gruesos. Grandes. Anchos. Cómodos. Agradables. O, al menos, yo los siento así.


Vestir los calcetines rojos es toda una declaración de intenciones. Sacai ya lo sabe. Cuando me ve con ellos puestos, ya da por supuesto que no hay Mercadona, cine, cañas o paseos que valgan. Porque cuando me pongo los calcetines rojos es que tengo intención de atrincherarme en casa, con un buen puñado de horas “productivas” por delante, y no pisar la calle.

La vida que nos hemos impuesto parece obligarnos a estar todos los días atendiendo compromisos, citas, reuniones, eventos, etcétera. Cada vez somos menos dueños de nuestro tiempo. Y, por eso, de cuando en vez, a las tres de la tarde, o a las cinco, cuando vuelvo de correr, me pongo mis calcetines rojos.



Porque esas horas van a ser mías y me las voy a administrar como me dé la gana. Es un acto de íntima rebeldía contra nosotros mismos y nuestra ansia por hacer cosas, ir a sitios, participar de actividades.

En esta vida occidental nuestra, el tiempo es un lujo. Cuántas más horas diarias eres capaz de administrarte libremente, más rico eres. Y, en esa administración del tiempo, hay una modalidad que adquiere una especial relevancia: el tiempo espontáneo.



Porque quedar con los amigos para ir al cine o para echar unas canastas, por supuesto, es placentero, necesario, delicioso. Pero, a veces, tener un puñado de horas por delante para hacer lo que, literalmente, te de la gana; sin planes preconcebidos, provoca una relajación mental y un bienestar espiritual que no tiene precio.

Al final, por supuesto, terminamos invirtiendo el tiempo espontáneo en esas cosas que tanto nos gustan: leer, escribir, dormir, ver una peli, una serie... pero a tu aire. Sin horarios, sin dependencias, sin obligaciones.

El cuerpo se relaja, disminuyen las pulsaciones y el tiempo transcurre más lentamente. Y, por eso, de cuando en vez, como esta tarde, me gusta estar tirado en casa, con los calcetines rojos puestos, sabiendo que nada ni nadie me esperan hasta las 8 am de mañana. ¡Un botín de horas! ¡Un tesoro de tiempo! ¡Un placer inigualable!



Y, por eso, la frustración del pasado domingo, que contamos en “No es bueno que el hombre esté solo”.

Jesús Lens, hoy, gnomo colorao.




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19 comentarios:

José Antonio Flores Vera dijo...

Es todo un placer el que genera ese enclaustramiento, ese exilio interior y voluntario. Ese tiempo necesario que deseas para tí, sin intromisiones, sin interrupciones. Es un deporte que a mí también me gusta práctica. Muy parecido a ese "dejad que me ausente", que diria el admirado Dr. corredor, de Paco Montoro.
Mañana hemos quedado para ver la Niebla (estaba previsto Indiana con Abel y Mª Mar, pero vendrá Antonio y Ana y ellos ya la han visto). Me influenció tu buena opinión de la peli. Si te apuntas de nuevo, jeje.

Jesús Lens dijo...

Uf, qué gran responsabilidad!!! Acojonado estoy. A ver qué os parece. Uf.

No te creas que no iría de mil amores, pero tenemos el último partido de la Liga Regular de baloncesto y después, birras de anticipo de los Campus de Verano... Pagan quiénes apostaron que el Barça ganaría al Tau. Ingenuos...

Sí. Esa frase me maravilla. Dejad que me ausente... imprescindible.

PD.- He estado escribiendo de correr, ya que hoy no lo practiqué. Pero creo que me ha salido un texto conformista... no sé.

Anónimo dijo...

La comodidad interior de una persona es inversamente proporcional a los distintos compromisos y composturas que nos genera el exterior.

En mi caso, yo me quito los calcetines cuando llego a mi casa. Mis pies necesitan respirar/transpirar (y es que, aunque cada persona es un mundo, pero el fin de disfrutar interiormente -y que describes es este post- es el mismo).
La soledad no es buena, pero a veces es imprescindible.

Saludos de 4-1. Alfa79

Anónimo dijo...

Entonces ahora mucho me temo que nos tocará a los demas el compromiso de dedicarle tiempo al resultado de ese tiempo productivo...
Maldicion ;)

Jesús Lens dijo...

Alfa, yo es que soy muy friolero!!! Rash, ni lo dudes. Ayer dejé tres o cuatro cosillas terminadas. Lo siento. jajaja.

Anónimo dijo...

¡Cómo anhelo poder permitirme ese lujo! Lamentablemente, las circunstancias de este año hacen que viva como un autómata. Trabajo-almuerzo-estudio-correr-cena- (leer, muy poco )dormir. De lunes a jueves, y el viernes porque subo para Granada... Créeme, a las 11 estoy que no me tengo...
Pero el año que viene me voy a apañar 5 ó 6 pares d calcetines de ésos, y verás...

Unknown dijo...

Eso quiero yo, tiempo y más tiempo, para poder escribir o hacer el vago .... pero es imposible. Esosí cuando tengas "guajes", ahí te quiero ver.
Escribe páginas, que después serán líneas o palabras.
US
JA

Twister dijo...

yo cada vez más me tomo estos días porque los disfruto muchísimo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Con razón no llevo calcetines rojos nunca! :-).

Jesús, perdón por aparecer por aquí tan poco. El tiempo que me administra a mí en vez de poderlo yo administrar a él, jajaja.

Besos y buen día!

Clarito

Anónimo dijo...

Aprovechate ahora que puedes pues cuando tengas un churrumbel danzando por tu casa, puedes olvidarte de los calcecites rojos o como si quieren ser verdes, da igual.

Un abrazo

Javi

El Foces dijo...

El Paton glorifica el tiempo propio y el tiempo libre. Voy "paya"? Pues no, no me sale. Esas son las ventajas de la jubilación, hombre! en lo de los calcetines soy de Alfa, aunque el color me anima mucho.

Anónimo dijo...

Hola a todos,
Me parece muy bonito esto que escribes, efectivamente es un placer de Dioses quedarse en casa a perder el tiempo.
Cambiando redicalmente de tema, me tienes perplejo, ¿nada pasa en este país que te cause o suscite el más mínimo comentario?, aún recuerdo tús encendidos posts cuando el prestige, la guerra de Irak...
Es la situación actual tan placentera y genial que tús únicas preocupaciones son el cine y el baloncesto?.
Me alegra que te guste quedarte en casa, ya que en breve no te quedará más remedio que hacerlo, y, por cierto, compra muchas latas,no vay a ser que, al final, tengas que hacer un sandwich con los calcetines rojos...
Abrazos.
Conde Duque de Olivares.

SGCI. dijo...

Tú no eres un español como Dios manda!!!. La siesta es sagrada!!!. Mira que irse a correr en vez de amortizar el sillón orejero... Empiezo a comprender el secreto de tu éxito.
Saludos.

Anónimo dijo...

Yo necesito muchos tiempos muertos, muchos calcetines rojos, para saborearlos. Tengo acumuladas tantas alternativas de asueto, que, cuando me encuentro entre paréntesis, no sé qué hacer realmente. Muy a menudo pierdo ese tiempo que llega como bendecido (me imagino que también es necesario).

Jesús Lens dijo...

Conde Duque, lo desabrido de tus comentarios, algunas veces, escuece.

Lee lo que tengo preparado para el viernes y me cuentas.

Jesús Lens dijo...

Volando, es que uno de los lujos de tener tiempo es poder perderlo o desperdiciarlo!!!!

GU, nunca he sido de siestas. me sientan mal, me aturden, me descolocan. A esas horas es cuando mejor me suelo encontrar, la verdad.

Ya meteremos en verea a los Guajes, llegado el momento jejejeje!!!

Pregunto: ¿cuáles serían vuestros calcetines rojos?

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Ummm. No lo había pensado. Me parece que voy a comprar un puñado de esos calcetines para poder quedarme en casa más tiempo. Siempre estamos en la calle...

¡¡¡Buena idea!!!

Anónimo dijo...

Lo leere y hablaremos, aunque tengos erias dudas sobre si con otro gobierno esperarías al viernes...
Saludos.
Conde Duque de Olivares

Jesús Lens dijo...

Conde Duque es el viernes porque saldrá en IDEAL. Y no tiene que ver con cierres patronales, abusos callejeros ni transportes sino con Ideologías. O con la falta de.