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ANTES DE QUE EL DIABLO SEPA QUE HAS MUERTO

Termina uno de ver la última película de Sidney Lumet y se pregunta, sinceramente, cómo es posible que este proyecto haya salido adelante. Porque vale que se trata de una historia que parte de un atraco y que las pelis de robos y acción gozan de buena prensa y mejor acogida por parte de los espectadores (recordemos “Plan Oculto”, sin ir más lejos), pero, en realidad, “Antes de que el diablo sepa que has muerto” es un ácido, duro y siniestro dramón que pone en jaque las bondades de una de las instituciones básicas de nuestra sociedad: la familia.



Encabezada por un reparto espectacular, con un sorprendente Ethan Hawke, un soberbiamente cínico Phillip Seymour Hoffman, un impresionante Alber Finney y una realista Marisa Tomei, estamos ante una película repleta de giros en el guión que, más que buscar la sorpresa del espectador, consiguen introducirle en una viciosa y adictiva espiral descendente que le lleva, directamente, al aparato excretor del género humano.

Desde la cabeza, pasando por el corazón y con parada en las tripas, “Antes de que el diablo sepa que has muerto” es un viaje a la hez en que ha terminado derivando la relación de los seres humanos con sus personas más cercanas y teóricamente queridas.



Sin dejar títere con cabeza, Lumet ha demostrado la realidad y actualidad del célebre aforismo: “A la vejez, viruelas.” Sin favores que pagar a nadie, sin concesiones a la galería o al comercialismo más oportunista, el guión de la película es modélico, funcionando como un martillo pilón que, sin prisas pero sin pausas, se empeña en demoler la estructura familiar básica.

Para ello, utiliza una narración fragmentada y desestructurada, en el tiempo y el espacio, con multiplicidad de puntos de vista y secuencias concatenadas en que cada personaje va aportando su granito de arena al descubrimiento de la verdad. O, al menos, de su verdad. Porque las verdades de los unos no se corresponden, ni de lejos, con las de los otros. Como la vida misma.



¿Recuerdan “Secretos y mentiras”, de Mike Leigh? Pues “Antes de que el diablo sepa que has muerto” es su quintaesencia más cruel y canallesca; dura y afilada; ácida y corrosiva. Porque, aunque parezca exagerado, todo lo que se nos cuenta puede ser radicalmente cierto, empezando por esas confusas relaciones fraternales de dependencia y sumisión.

Una historia sin concesiones, extraordinariamente bien contada, dirigida de una manera muy eficaz y, sobre todo, magistralmente interpretada por todos los actores que toman parte en la misma. Y, como pasa en “La niebla de Stephen King”, se trata de una película hecha por adultos y para adultos, con mucha tela que cortar y con un poderoso mar de fondo, violento, actual, moderno; una de esas películas que dan que pensar, que dan que hablar y que hacen reflexionar. Muy, muy recomendable.



Lo mejor: Los giros en la trama y cómo evolucionan las relaciones entre los personajes, poniendo al descubierto las taras, cánceres y tumores de la institución social básica.

Lo peor: En algún momento, se drama se transforma en dramón.

Valoración: 8

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.


2 comentarios:

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Jesús, me parece que la última vez que vi una película en el cine todavía no tenía las butacas como las de ahora. No nos prodigamos casi nada en el 7º arte porque es que ya no hay casi tiempo de mirarse a la cara. Este verano a lo mejor cae alguna en el cine de verano. A ver si echan algunas de las que recomiendas y recuerdo otra vez qué es un cine.

Jesús Lens dijo...

Gregorio, yo ya no voy al cine tanto como antes, pero mi película semanal procuro que no me la quite nadie. Necesario y esencial. A ver qué te parecen algunas de las que comentamos cuando vayas a verlas.