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VENCIENDOME A MI MISMO

El sábado por la mañana me desperté temprano. Ya no tenía sueño, pero no me apetecía salir de la cama así que cogí el libro de la mesilla de noche y me apresté a terminar ese “Bomarzo” que me ha acompañado durante las últimas semanas, dentro del proyecto Liblogs.


Ya me quedaba poco para acabarlo, pero no me esperaba ese final. Concretamente, hubo un párrafo que me conmocionó y que leí varias veces, arrebujado entre las mantas. Lo reproduzco a continuación:

“El propio Samuel trazó sobre las palabras SIC ERIS FELIX, las sentencias: NOSCE TE IPSUM; VINCE TE IPSUM y VIVE TIBI IPSUM; así serás feliz: conócete a ti mismo, véncete a ti mismo; vive para ti mismo. Yo. Yo mismo, siempre yo mismo, conociéndome, venciéndome y viviendo para mí y para alcanzar la felicidad.”



Un puñado de palabras que resumen una novela de un calado extraordinario y una profundidad estremecedora. Pero no es momento, todavía, de hablar de “Bomarzo”. Porque, lo que yo quería contarles, es lo que pasó unas horas después, cuando salí a correr.

El viernes había hecho 16 kilómetros bastante potentes, con cambios de ritmo y demás y la exigente Media Maratón de Granada aún estaba muy reciente. Por tanto, el sábado pensaba despachar 13 tranquilos kilómetros. Estaba nublado, hacía fresco, tenía mucho trabajo pendiente y la tarde y la noche las tenía comprometidas con el CB Granada y el concierto de Extremoduro.

Me puse las zapatillas, una camiseta cualquiera y me eché al camino. Cuando dejé atrás la Marcha Verde de los sábados, en los aledaños del nuevo Los Cármenes e intenté alargar la zancada, vi que no iba con punch, que tendría que limitarme a rodar. En esas que salió el sol. Cuando iba por el camino de la Fuente de la Bicha, me adelantó una chica, sacándome del sopor en que iba sumido, pensando en el reportaje sobre Boabdil que había dejado a medias y tenía que terminar al volver a casa. La chica corría bien, fuerte y con ganas. Me puse a su lado y rodamos a la par unos kilómetros. Luego, ella giró hacia otro lado y yo seguí mi camino. Iba a gusto y me encontraba bien. Por tanto, no di la vuelta donde había pensado.



Seguí corriendo. Y, de forma impremeditada, decidí que era una buena ocasión de hacer 20 Kms. No iba demasiado fuerte y me encontraba con ganas. Se había quedado un día excelente y no tenía ninguna prisa por terminar. Entonces, me dije que también era una inmejorable ocasión de alargar mi carrera hasta los 25 kilómetros, haciendo la tirada más larga de mi vida como corredor. Así que decidí ir hasta Pinos, con la mente puesta en esa fuente de tres caños de agua fresca que me descubrieron mis amigos de Las Verdes.

Una decisión como ésta, mientras estás en el camino de ida, no pesa. A fin de cuentas, la mitad de 25 kilómetros son trece y medio, una distancia cómoda y muy razonable. De hecho, de una decisión tan osada te empiezas a arrepentir cuando, a los 18 o 20 kilómetros, el esfuerzo empiece a pasar factura.

A ver. No me había hidratado convenientemente. No me había alimentado cómo debiera para una tirada tan larga. Item más, ni siquiera me había echado vaselina en las partes del cuerpo que tanto sufren con el roce continuo, cuando vas corriendo. Nadie sabía que me había embarcado en esa quimera, nadie me esperaba y a nadie le importaba, claro. No llevaba un céntimo en los bolsillos, ni un teléfono, obviamente.

Tras beber agua en la fuente de Pinos y estirar los músculos durante un minuto, emprendí el camino de vuelta. No me gustan las vueltas. Soy más amigo de los caminos de ida, pero siempre hay que terminar volviendo. Y me hice, claro, la famosa pregunta con que Bruce Chatwin resumió la esencia del ser viajero: “¿Que hago yo aquí?”



La respuesta, en esta ocasión, salió sola: conocer mis límites, desafiarlos y vencerlos. Sí. Bomarzo, el gibado príncipe renacentista italiano, me había puesto, desde las páginas de un libro, en un camino duro y exigente, pero muy satisfactorio. Se me pasaron los nervios y la inquietud. A fin de cuentas, estoy viviendo para mí mismo y nadie me espera al final del camino, sea de ida, sea de vuelta. Me relajé y disfruté de la carrera.

Dos horas y media conmigo mismo, corriendo, sin sufrir, apreciando el camino, el paso del tiempo y los kilómetros. Terminé el recorrido muy cansado, por supuesto, pero aparentemente entero. Tenía bastantes rozaduras, claro. Algunas muy dolorosas. En casa, bebí agua, estiré unos músculos cargados y apelmazados y me duché. Sin embargo, al caer en el sillón, me sobrevino la extenuación de haber sometido el cuerpo a una prueba, quizá demasiado dura. Me dio tiritera, apenas podía comer y me sentí mal... pero se pasó pronto. Bebí mucha agua. Me tomé una buena ensalada con patatas, fruta y yogur y me pude poner a trabajar. Me había vencido.



No se me va la frase de Bomarzo de la cabeza. Tiene muchas connotaciones. Muchos sentidos. A quiénes, como le pasa al personaje de Manuel Mújica Lainez, la vida nos hizo físicamente complicados, vencernos a nosotros mismos es un reto que asumimos con especial dedicación. Yo conseguí, en un momento difícil de mi vida, derrotar fantasmas, vencer una timidez compulsiva y terminar con una buena cantidad de complejos. Pero la lucha continúa, día a día. Conocernos, asumirnos, pero vencernos. Lo malo es que, a veces, vencernos supone derrotarnos a nosotros mimos. Y eso no es bueno.



Dejo aquí estas notas. Pero volveré, claro que sí, sobre esta frase que, es evidente, me ha impactado. “Así serás feliz: conócete a ti mismo, véncete a ti mismo; vive para ti mismo.”

Continuará.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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27 comentarios:

El Foces dijo...

No se, te leo raro... Y para que vencerte a ti mismo? Y para que llevarte al límite? Como si estuvieras castigándote por algo...

Que bien escribes Paton.

Anónimo dijo...

Digo lo que el foces, que bien escribes. Se me han puesto los pelos de punta. Yo siento esto mismo. No es castigarte por nada, es demostrarte que eres capaz de más de lo que piensas. Es hacer unos kilómetros más, hablar con un desconocido para vencer la timidez, escribir cuando no tienes ganas, leer cuando el sueño te arrasa, es hacerte dueño de ti mismo. Yo te entiendo perfectamente, Jesús. Creo, por lo que te conozco que he pasado por un proceso similar. Llevo dos años corriendo, después de no hacer nada más que montar en bici alguna vez. He adelgazado y sobre todo he dejado de sufrir de asma (de una inhalación al día a ninguna en un año). No se si me he vencido. Pero lo intento. Lo que siento es no haber leído Bomarzo por falta de tiempo, pero a eso le pondremos remedio. Si no es el libro de octubre será el de novimebre. Gracias

Anónimo dijo...

Dios, sin palabras. Esa idea de vencerse a uno mismo me acompaña en todas las acciones de mi vida,dejar atrás limitaciones auto-impuestas, derrotar complejos... Pedazo de reflexión, pedazo de tirada te metiste, pero eso sale así. Es mejor planificarlo bien, está claro, con alimentación adecuada, descanso, etc etc. Pero salió así y así lo hiciste. Magnífico.
SALUDOS

José Antonio Flores Vera dijo...

Álter, yo creo que esa reflexión y esas palabras de lujo, salen siempre como resultado de una motivación o una catarsis sin igual. ¡Que caudal de palabras! Excelente texto.

Anónimo dijo...

Enhorabuena Jesús has roto una nueva barrera y por lo tanto un nuevo límite. Has decidido hacer un maratón y vencerte. Con eso determinación, me temo que se te va a quedar corto lo del maratón.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Jesús, mis felicitaciones, una gran entrada que me ha gustado mucho.

Has hecho que me quede pensando... yo aún me estoy buscando para poder conocerme y vencerme y poder ser feliz, creo que todavía estoy demasiado limitada por muchas cosas... pero tús palabras me han hecho pensar en que tengo que romper barreras, como dices, y vivir para mí misma y seguir adelante. Y a disfrutar del camino y sus paisajes.

Y enhorabuena por esos 25 km.

Saludos.

Anónimo dijo...

Eso de ponerte a prueba corriendo es, realmente, muy "jesuita" (de Jesús Lens). Yo estoy derrotado de antemanao pues digo lo que el Foces, no deseo derrotarme, me gusta ponérmelo fácil: soy mi propio aliado.
Pese a mi desacuerdo, el artículo es de esos que escribes con el corazón y ya sabes lo que pienso de eso: un 10.
Y la notaz de desacuerdo tajanate: la mitad de 25 kms no son 13,5. Más bien son 12,5.
Rigoletto

El Foces dijo...

Cogno Rigo, es verdad, pero ya sabes que el area de Jesus es de corretajes (curioso, corretajes..) y le saldran 13,5 por lo que merma...

Jesús Lens dijo...

Me traicionó el subconsciente pesimista del 13. Es cierto que puede haber un poco de castigo, pero la cosa va más allá. Como dicen Javi y El Tercero, es inconformismo. ¿No dicen que los tiburones, si dejan de nadar, se mueren?

Pues a mí me pasa los mismo.

Lo que no tengo claro es que sea sano, emocionalmente hablando.

Alter, Antonio... efectivamente. Palabras escritas con las tripas que suponen un camino de no retorno, paradójicamente.

Y creo, sinceramente, que van más allá de los latinajos. Vosotros me entendéis.

Rigoletto, no sé yo hasta que punto, a veces, soy mi propio enemigo. Es una de las cosas que, estas semanas, ando intentando descubrir.

Ya os contaré.

Néfer, lo que hagas, medíatalo. Y las cosas, muy despacio. Pero adelante, siempre adelante. Como decía Lincoln, nunca desandar lo andado.

Anónimo dijo...

Ya sabes, Ford y los Centauros del Desierto, esa persecución de uno mismo y contra uno mismo es esencia y metáfora de la vida. Comprendo tu soledad de corredor de fondo.

Jesús Lens dijo...

Rafa, hay que volver a los clásicos. Siempre.

María Martín Calvo dijo...

Es lo que intento día a día... minuto a minuto... me reto a mi misma...

Paton... en tu carrera ganas tu.

Abel dijo...

Las metas más falsas y a la vez las más difíciles de romper son las que nos imponemos nosotros mismos. Cada día es el mejor para descubrir lo que realmente se esconde dentro de nosotros, donde están nuestros límites y cuales son nuestras verdaderas creencias, Todo es relativo, y por tanto todo hay que cuestionarlo y ponerlo en duda, para superarlo dejárlo atrás, en el más absoluto y obsoleto de los olvidos.
Fabulosas reflexiones Jesús, que ojalá seamos capaces de aplicar en cada momento, sobre cada una de las cuestiones de devenir diario.
Saludos!!

José Antonio Flores Vera dijo...

No sé si te lo habré dicho antes Jesús, pero yo "ví" ese inconformismo y esa autoexigencia en la Media de La Ragua..

victor dijo...

Eres un grande Jesús: Un libro te inspira tu tirada más larga y terminas el día enriquecido física y espiritualmente, y todo eso sin gastar un céntimo. Enhorabuena por saber encontrarle esos sabores tan esenciales a la vida y expresarlo tan bien para los que tenemos la suerte de leer entradas como esta.

Un saludo

María dijo...

Muy buena reflexión que haces, y es que debemos intentar superarnos más cada día siendo exigentes con nosotros mismos dando cada días más, no debemos de conformarnos con poco, todos podemos intentar todo nuestro esfuerzo para alcanzar nuestras metas.

Un beso.

Anónimo dijo...

Estas son las entradas que cuando lees dices, "guauuu". Se ve que te sale de dentro. Me ha gustado muchísimo.

Claro

Bomarzo dijo...

Es el denominado efecto Bomarzo. Impresiona.

Jesús Lens dijo...

Alter, es verdad que la Ragua fue un antes y un después. Fue la superación de un reto importante, que dio confianza. Un día, también a reivindicar.

Víctor, cómo me han gustado tus palabras! Es verdad. Siempre me ha gustado tender puentes entre diversas disciciplinas y diversas personas. Creo que nos engrandece.

Lía, eso es. Siempre, sin cejar.

Abel, esa es la dimensión que a veces me preocupa: convertirme en enemigo de mí mismo. Es la parte que me preocupa. Pero sí. Hay que aprender a conocernos, desafiarnos y ganarnos, sin dejar cadáveres en el camino.

María, eso es. Siempre un poquito más allá.

Claro, con las tripas. De verdad.

Bomarzo, pues verás la entrada del juves sonre "nuestro" libro... Sentí que no coincidiéramos, pero llevaba tirado en las calles desde el miércoles.

Un abrazo, hermanito.

Mario dijo...

jesus magnifico relato, ese paseo que se convierte en aventura, y que en este caso se disfruta en solitario.... y sin movil y sin dinero, libre!!!!!

SGCI. dijo...

I M P R E S I O N A N T E

Jesús Lens dijo...

Mario, yo sé tú lo compartes. Libres. Total y absolutamente.

SGCI, mil gracias.

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Puede ser una satisfacción personal lo que logramos con nuestras largas tiradas pero a veces coqueteamos con una puerta cercana a la muerte. Alguno o alguna pensará que soy un exagerado. Cuando desconocía el tema, para mí era un reto el lograr correr muchos kilómetros con el mérito de no beber agua. He llegado a hacer 21,1 km con ausencia de líquido para probar que puedo lograrlo. En los últimos kilómetros sentía una sensación de “pequeño mareo”. ¿Qué es eso? Se llama DESHIDRATACIÓN. Un peligro leve si tienes cercana una fuente y no llegas a perder el conocimiento. Pero un gravísimo estado si llegas a perder la consciencia y, más aún, por caminos poco transitados. Lo tuyo es una hazaña pero hay que ser un poco más prevenido y no lanzarse a un objetivo que no se ha marcado y programado con anterioridad. ¿Vas a hacer una tirada de 25 km? Adelante. Pero previamente, con el coche, coloca puestos de agua para prevenir un accidente. En mis entrenamientos por La Ragua suelo dejar alguna botella en el camino. Es un consejo.

Jesús Lens dijo...

Gregorio, gran ironía... la del coche. Tienes toda la razón. mi única explicación es que recordaba la fuente de los tres caños y que en mi recorrido está tb la fuente de la bicha y algún otro pilarillo. No fue tan suicida. Pero sí. Hay que prevenir. Y cuidarse.

Anónimo dijo...

A esta cita no voy a acudir: ¡aún no lo he terminado! Y no por falta de ganas, sino de tiempo. Leeré todos los comemtarios ( y esta entrada entera..) tras su lectura. Me alegro un montón de haberlo abordado gracias a la propuesta de los Liblogs, está fascinándome, menuda prosa, y qué bien contado todo, con qué maestría.

Tutato

Jesús Lens dijo...

Tutato, a ver si te gusta la Entrada de Bomarzo y a ver qué suben nuestros amigos. El jueves... un gran día.

Misionero dijo...

Si sos un montonero sos un pobre infeliz, todo lo que hagas de nada ter servira porque al final del camino esta el Jesus que nos epera con todo lo bueno que hicimos en nuestras vida y vos sos marxista ateo. Asi que que todo lo que haces en tu vida si no crees en Dios es absolutamente ridiculo