La columna de hoy viernes en IDEAL...
Nuestra tierra celebra hoy su efeméride más importante del año: el Día de Europa. Una cita que se da de bruces con la realidad de un continente que, más allá de su proverbial vejez, se encuentra realmente ajado, achacoso y revenido, como si hubiese caducado hace ya tiempo.
Europa. Hace unos años, esa palabra tenía unas resonancias de optimismo, grandeza y confianza en el futuro que, por desgracia, hoy parecen haber desaparecido. Tras la integración económica y monetaria, el proceso de integración política quedó estancado y, de lo social, nunca se ha llegado a hablar seriamente. Esta Europa unida en que vivimos ha sido confeccionada por tecnócratas y el célebre déficit democrático de las instituciones comunitarias sigue sin ser paliado. Muy al contrario, parece que hayamos pasado demasiado rápido de una Europa de los Quince, relativamente cohesionada, a la caótica e incontrolable Europa de los Veinticinco, las dos velocidades, el cheque británico y el famoso “No” a aquel boceto de Constitución que, paradójicamente, a punto ha estado de enterrar al ideal europeo por el que tanto han luchado miles de personas, desde el final de la II Guerra Mundial.
Europa, hoy, está menos unida que nunca. Su política exterior común no existe, dependiendo ora de las machadas de SK, ora de las bufonadas de Berlusconi. La moneda única se ha convertido en sinónimo de redondeo al alza y subida incontrolada de precios y la apertura de fronteras hacia el Este se ha traducido en deslocalizaciones e imparables incrementos de la inmigración.
Y, mientras, los nacionalismos no han dejado de crecer en los países de la Unión; las desigualdades territoriales, sociales y económicas cada vez son más notables y en el horizonte amenazan conflictos emergentes como los del agua, que cada vez ocuparán más tiempo en las agendas de nuestros dirigentes.
Yo he sido, toda la vida, un Euroconvencido optimista que soñaba con un continente sin fronteras en el que personas, los pensamientos y las culturas transitarían tan libremente como las mercancías. No ha sido así. Al final, en la tierra que inventó el Enciclopedismo, hemos caído de rodillas frente al poderío de la Wikipedia y en el corazón de la deliciosa y creativa Europa de los cafés y las tertulias, hemos dejado que se imponga el modelo Starbucks.
La Europa de las regiones se ha convertido en el infierno de los nacionalismos más reduccionistas, catetos y castradores. La Europa de los ciudadanos ha derivado en el paraíso del consumismo sin medida y en la gloriosa entronización del Homo Comprador Compulsivus, habiendo permitido, en general, que la esencia de la Europa defendida por George Steiner se vea colonizada por el pensamiento único neoliberal.
¿Qué podemos esperar de la Europa del siglo XXI? Me gustaría pensar que avanzaremos, de verdad, hacia una Europa de los ciudadanos socialmente responsable, democrática y cohesionada en la que la solidaridad entre personas, pueblos y territorios fuera algo más que una figura retórica. Me gustaría.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
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8 comentarios:
MUY BUENA COLUMNA, MUY BIEN... En mayusculas. Son las 12 y media de la noche. Mañana seguiremos.
Woww Jesús, fantástico!
¿Quien no va a querer una Europa unida? Esta pregunta me la hago muchas veces, pero para ello se han de saltar muchas barreras, la primera el convencimiento de que todos los integrantes de la unión tienen el mismo valor.
Es decir, que estamos perdiendo la identidad europea. Es más, Europa, e muchos aspectos se está pareciendo a lo peor que nos viene del otro lado del charco.
Antes me importaba muy poco, pero cada día me siento más europeo, más heredero de esa sabía historia cultural que con sus muchas sombras forjaron una cultura propia que se ha trasladado al arte, a la literatura y de manera muy destacada al cine. El cine europeo que hay que reívndicar con fuerza. Pero como bien sostienes, amigo mío, en tu muy acertado artículo, Europa ahora está protagonizada por bufones y bravucones que dirigen dos de los países más señeros, sin que podamos olvidar el fatídico pasado y lamentable espetáculo ofrecido por dos amigos del americano: Blair y Aznar. Todo esto ha ido sumergiendo a nuestro continente en una situación compleja, lastrada en el aspecto económico, como bien dices y desequilibrada por el siempre contencioso del Este y la inmigración ilega, sin contro. Un gran artículo que a mí me ha hecho reflexionar mucho.
Excelente análisis del proceso europeo. Probablemnete esa paradoja entre la soñada Europa sin fronteras, y el auge de los furibundos nacionalismos venga propiciado por lo que apuntas, la inxistencia de una Europa Social y Política, y sí sólo económica y monetaria
Jorge
Me siento muy británico en relación a esta idea de Europa. Todavía no me fío del todo de algunos de nuestros vecinos...
Un pedazo de un continente, solo eso... ni siquiera continente entero. Aparte de eso, que es HOY Europa? juro que no lo se.
Vamos, desde mi óptica, mi bolsillo y mi edad...
¡ De verdad que no lo entiendo !
Europa: conjunto de territorios unidos por sus mercancías y ... "demás".
27 paises y 15 idiomas "reconocidos".
España: idem. de lo mismo y más mismo.
17 paises o autonomías y 4 ó 5 idiomas, también "reconocidos".
¿Cual es la diferencia? ¿ el DNI ? ¿la luminosidad, la sequía?
Saludos al mundo HUMANO. Alfa79
La cuestión es: ¿unidos? ¿Qué significa "unidos"? Por que es el gran talón de Aquiles de nuestra Europa. Que la hemos construido para que circulen monedas, mercancías y trabajadores, pero no ideas y ciudadanos.
Es lo que dice tan acertadamente José Antonio. ¿Dónde están las películas europeas en nuestra vida? ¿Y los escritores? ¿Y los artistas? Hay por ahí una lista de las 100 personas más influyentes del mundo. ¿Cuántas son euroconvencidas?
Lo mejor del ser humano ha surgido de Europa. La filosofía de Grecia, la separación de poderes, la tríada francesa... ¿dónde está el legado de todo eso?
Tenemos que seguir reflexionando sobre todo ello. Y no dejen de leer el libro de Steiner de que hablábamos antes. Es muy, muy interesante.
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